Todo aquel negocio que cuente con un almacén deberá conocer los diferentes tipos de stock que existen, así como su categorización y agrupación.
¿Pero a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de stock? Se trata del conjunto de mercancías o productos que una empresa almacena a la espera de ser vendida, utilizada o comercializada.
En resumidas cuentas, podemos clasificar los tipos de stock en dos grandes grupos, según su función y según su gestión. En el blog de hoy profundizaremos en los tipos de stock según su función, ya que aquí es donde se encuentra el conocido stock de ciclo.
Los productos de stock se pueden clasificar según su función, es decir, según la finalidad que tenga esa mercancía dentro de la empresa.
Los stock según su función se pueden clasificar en 9 tipos. El stock de ciclo, stock mínimo, stock de seguridad, stock máximo, stock en curso, stock estacional, stock especulativo, stock inactivo y stock de recuperación.
De manera generalizada, se trata de números que le permiten a una empresa tener muy controladas las existencias de todos los productos y materiales que tiene almacenados. De esta manera, pueden garantizar la continuidad en la producción o comercialización de sus productos.
El stock de ciclo, también conocido como stock activo es la cantidad de producto con el que necesita contar una empresa para satisfacer la demanda habitual de sus clientes o distribuidores en circunstancias normales y en un ciclo o período determinado. Esta cantidad no tiene en cuenta posibles imprevistos en la demanda del producto.
Un ejemplo claro de este tipo de stock podría ser el siguiente: Una tienda de ropa vende todos los años unas 1.200 camisetas del modelo X. En este caso, el stock de ciclo de la tienda sería de 1.200 camisetas para dicho modelo en un período de 1 año.
Cuando hablamos de stock mínimo, nos referimos a la cantidad mínima de existencias de un producto que una empresa debería tener en su almacén.
Una vez llegado a esa cantidad, la empresa debería realizar un nuevo pedido de dicho producto para garantizar la continuidad en el proceso de producción o comercialización. De esta manera se consigue ofrecer un servicio óptimo y se dispone del material necesario para la cumplimentación de objetivos de venta preestablecidos.
Además, es importante saber que, por debajo de la cuantía del stock mínimo, la empresa tendría rotura de stock del producto en cuestión.
El stock de seguridad es una cantidad de existencias destinada a imprevistos. Básicamente se trata de un mínimo de producto que se almacena para hacer frente a situaciones inesperadas. Así la empresa evitaría entrar en rotura de stock.
Algunas de estas situaciones imprevistas pueden ser el incremento repentino de la demanda, tener que cubrir parte de la demanda actual por daños en el stock de ciclo, retraso con los proveedores, entre otras.
En este caso, el stock máximo es la cuantía de existencias almacenadas que no debería superarse en un producto.
El motivo de establecer un tope máximo puede ser diverso. Por ejemplo, no tener suficiente espacio en el almacén para un mayor número de existencias, no tener una mayor capacidad de comercialización, o bien por no poder asumir los costes de adquirir más existencias.
También se conoce como stock en tránsito. Como su propio nombre indica, se trata de mercancía que está dentro de algún proceso (de producción, envío, embalaje…), pero que no se encuentra en el almacén.
El stock estacional son aquellas existencias almacenadas con la idea de cubrir un incremento puntual de la demanda habitual de un producto. Este incremento suele estar relacionado con una época o día específico del año. Por ejemplo, las Navidades, el Black Friday, San Valentín, Halloween, la vuelta al cole, etc.
Aquí nos referimos a aquellas mercancías que se almacenan, de manera extraordinaria, por encima del stock máximo. Su objetivo es el de cubrir una demanda que estimamos va a ocurrir próximamente en el mercado, lo cual hará que incremente las ventas.
También conocido como stock muerto, es aquel que hace referencia a las mercancías obsoletas, que ya no pueden ser utilizadas ni comercializadas.
Esto puede ocurrir por cambios en el packaging, en la normativa que debe cumplir el producto, o simplemente por la fecha de caducidad.
Este stock está constituido por mercancía de segunda mano o que ya ha sido utilizada, pero que vuelven a un almacén con la intención de darles una segunda vida.
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